lunes, 11 de junio de 2007

Nuevo blog

Rompiendo la bella cifra de 42 posts (el sentido de la vida, del universo y de todo lo demás) escribo para hacer "pública" la dirección del blog sobre mi viaje a Burundi. A partir de este momento, y hasta que vuelva, dejaré este un poco mas de lado (pero no totalmente, espero) para dedicarme al otro. Espero que os guste.

lunes, 4 de junio de 2007

Doctor Livingstone, supongo

Hace tiempo que quería comentarlo aquí, pero ultimamente mi vida está muy ajetreada y no he tenido la posibilidad. (El ajetreo en parte viene provocado por lo que os quiero contar.)

El día 6 del próximo mes, a las 13.30 estaré cogiendo un avión para comenzar la que será la (hasta el momento) gran aventura de mi vida. Me voy a África :)

Tras 23 horas y media de viaje y dos trasbordos (Amsterdam y Nairobi) llegaré a mi país de destino: Burundi. Bujumbura, la capital de Burundi, se encuentra a orillas del lago Tanganika. Es una ciudad pequeña pero no exenta de peligros, sobre todo al llegar la noche, en la que se producen la mayor parte de los crímenes de la ciudad. Pero también con la noche llegan los temidos mosquitos, que pueden contagiar la peor cepa de malaria existente (y también la mas extendida en África: plasmodium falciparum; te puede llegar al cerebro, cosa que reduce las probabilidades de sobrevivirla enormemente).

Por suerte mi destino no es ese. Apenas recojamos el equipaje y hagamos alguna compra, y seguramente con el tiempo justo para llegar antes de que cierren las carreteras, comenzaremos un viaje de varias horas en coche hacia el norte del país, dirigiéndonos a la zona conocida como "las mil colinas" (cerca de la frontera con Rwanda), con destino a ciudad que nos acojerá las siguientes semanas: Ngozi. La ciudad se encuentra muy elevada sobre el nivel del lago (1820m sobre el nivel del mar), asi que por lo menos es previsible que no tengamos problemas con la malaria. Allí pasaremos un mes cooperando con la universidad local (solo hay dos en el país, una en la capital y otra en Ngozi).

En cuanto a mi estado de ánimo, me resulta imposible definirlo con una sola palabra. El sentimiento de euforia es grande, pero se entremezcla a menudo con el miedo y el estrés que me provoca el mes que me queda por delante de trabajo y preparación del viaje (para los que no entendierais el entrelazamiento cuántico, aquí hay un buen ejemplo con mi estado de ánimo: tengo euforia, miedo y estrés a la vez, pero hasta que no me observéis no sabréis cual tengo en ese momento).

Por cierto, a las orillas del lago Tanganica fue donde Stanley encontró a Livingstone y se produjo el archifamoso encuentro que da título al post. Una de las hipótesis dice que se encontraron precisamente en Bujumbura (aunque generealmente se acepta que se encontraron en Ujiji)

viernes, 1 de junio de 2007

viernes, 25 de mayo de 2007

reality bites

No, el post no tiene nada que ver con la película titulada así (que por cierto no he visto, aunque me da la sensación de que podré vivir sin ello). Lo que voy a contar es bien distinto. Comenzaremos por una pregunta simple: ¿sabeis qué es lo que aparece en la imagen de abajo?

Parece tan solo un puñado de tierra. Pero es una tierra un tanto especial: la fotografía anterior es de un kilo de un mineral conocido como Coltán (abreviatura de columbita-tantalita). El principal productor de dicho mineral es Australia, pero su producción está decayendo en los últimos tiempos. Otros paises que tienen reservas de Coltán son Brasil, Tailandia y la República Democrática del Congo (que tiene cerca del 80%).

Continuemos con otra fotografía muy distinta...
Esto es un teléfono móvil Nokia N95. Es la última maravilla de la compañía sueca. Con un peso de tan solo 120g tiene unas funcionalidades tremendas: 160MB de memoria interna, 240 minutos de tiempo en conversación y 225 horas en espera, una pantalla de 2,6" y 240 x 320 píxeles, cámara de fotos de 5 megapixeles... ¿A cuántas personas conocéis que se morirían (metafóricamente, por supuesto) por tener un móvil así?

Supongo que en este momento no comprendéis muy bien la línea argumental del post. A continuación enlazaré todo, pero para ello necesito poner otra foto:
Este es un niño soldado, algo muy común en los conflictos armados en África. Por increible que parezca, es el nexo de unión entre las dos primeras fotos.

Del coltán se extrae un mineral: el tantalio, que por sus propiedades es muy apreciado por las empresas de tecnología, entre otras cosas para la fabricación de baterías. Baterías como las del nokia n95 y las de todos los teléfonos y gadgets que tenemos todos. Como comentaba antes, el coltán hace unos años que escasea en Australia y todas estas multinacionales se han lanzado a conseguirlo en África. Pero no les compensa establecer una mina de forma legal y por lo tanto recurren al mercado negro. Los grupos paramilitares son los que dirigen este mercado, obteniendo el mineral de minas ilegales en las cuales se emplean trabajadores (a veces esclavos) que son explotados miserablemente. Algunos ejércitos de estados limítrofes como son Rwanda, Burundi y Uganda están obteniendo enormes beneficios debido a este tráfico ilegal de coltán. En una zona tan azotada por las guerras como esta, y por otro lado con tantas carencias por parte de la población, no parece muy apropiado tal incremento del poder militar.

No quiero que penséis que con este post pretendo ser demagógico o amarillista. Tan solo quería daros a conocer una muestra mas de hacia dónde nos lleva el liberalismo económico y la globalización: vivimos con un lujo excesivo, y todo gracias a que tenemos un tercer mundo que está pagando la cuenta de nuestro ritmo de vida. Por otro lado, paradójicamente, si un congoleño llega a Europa en busca de una vida distinta a la que se le ofrece en su país de origen hay quien tiene los santos cojones (perdonad por la expresión) de decir que no tiene derecho a estar aquí. Dejémonos de efectos llamada y demás memeces mediáticas: somos nosotros los que con nuestro irresponsable ritmo de vida hemos provocado (¡y seguimos aumentando!) unas desigualdades insostenibles. Ya que no podemos detener lo inevitable, al menos deberíamos evitar agravarlo con odios innecesarios. Invirtamos ese esfuerzo en repartir nuestra riqueza y acabar con este modelo de esclavitud encubierta.